lunes, 7 de noviembre de 2011

Si, odio los fastidiosos lunes, creo que no deberían existir, pero claro, entonces odiaría los martes, y asi sucesivamente hasta quedarnos sin días. Odio los días que no sale el sol, los programas de cotilleos y el puto despertardor que suena a las 6:30 de la mañana. Odio mi mal humor y mi genio. Odio a el típico de “Que resaca tengo (y no se bebió ni medio cubata anoche)” o a el de “Sha NeNiKa ReXxXxUloNaaHh”, incluso puede que odie a la de “Osea tia, cuidado con mi uña”. Odio madrugar, como odio acostarme pronto. Odio estudiar. Odio las despedidas y las cosas que deberíamos decir y callamos. Es curioso que me gusten los payasos odiando tanto los circos. Odio el dia que hay gimnasia, y el que para comer hay fideos. Odio el día que no lo paso con ellas. Odio que Mario Casas no venga a recogerme con un ferrari para ir a Londres. Odio los caramelos con sabor a café, y las jodidas uvas de Nochevieja con las que siempre me atraganto. Odio las cosas que no me dara tiempo ha hacer en la vida y los putos kilómetros que me separan de mi gente. Odio a la que va por ahí con aires de superioridad y no mide ni medio metro. Odio muchas mas cosas, pero es que tambien odio escribir tantas veces la palabra “odio”.

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